martes, 4 de agosto de 2009

Ginseng, has de mi vida lo que hacían las anfetas...

Qué raro este día...
Me levanto a las 6 de la tarde... Me había acostado a las 6 am, a la hora que mi viejo llegó del sur :O
Tuve que hacerme la dormida para que no me retara... qué extremo.
A pesar de que llevo 6 horas despierta, ya tengo que dormirme o llegaré tarde a Estación Central a juntarme con mi Pamela.
Pero acabo de tomarme un delicioso té de Ginseng, así que lo que menos quiero es dormir, tengo ganas de moverme, estoy como hiperventilada. Costumbre idiota mía tomar un té de Ginseng antes de dormir.
Recuerdo que la Kate Corner se burlaba de mí, porque también no puedo acostarme sin antes lavarme la cara, lo que evidentemente, quita un poco el sueño XD
A mí me gusta. Acostarme sin sueño hace que entre en un estado parecido al coma cuando al fin me quedo dormida (por aburrimiento) y evita que sueñe.
Cuando me acuesto tarde, cansada física y mentalmente... Sueños vienen a mí. Y detesto soñar.

Tengo un bastón. Está cerca de mí... Lo menciono porque olvidé lo que iba a decir en esta entrada, pero no tengo ganas de dejar de escribir.
Es de un paraguas, pero pensé que era un bastón. Quizás tengo demasiada imaginación.
Pero ya le encontré una utilidad, así que se quedará conmigo y no lo desecharé.
Debe ser lindo para algo, como mi bastón-mango de paragüas, que ya no sirve, que venga alguien y le de una nueva utilidad.
Me gustaría que alguien tomara todo lo que ya no sirve de mí y le diera otra utilidad.
En la naturaleza todo sirve para muchas cosas, si no sirve para algo... Servirá para otro.
Yo creo que.. Algún día alguien encontrará una nueva utilidad para mí, y volveré a sentirme bien.
Si mi corazón no sirviera para latir, me pregunto que habría tenido que hacer con él ahora que ya no sabe amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por cada comentario, Dios mata un flaite